¿Servicios periodísticos o periodismo como servicio?
Desde el más puro pragmatismo, la labor periodística ha seguido diferentes caminos en la búsqueda de la supervivencia y la monetización de una profesión que sigue adaptándose con el avance imparable de las TIC, en general, y los dispositivos móviles y las redes sociales, en particular, especialmente en los últimos 10 años, y que ha conllevado un cambio en los hábitos de consumo de la información y de la creación de la misma.
De hecho, el soporte de consumo de las informaciones afecta directamente al flujo de monetización de los medios de comunicación y de las agencias de comunicación, e indirectamente a la profundidad de la información, es decir, ‘hasta dónde cuento’ para su consumo, muy relacionado con el mantra de ‘escribir para ser leído’.
Mucho antes, qué información consumían los lectores ya había cambiado. El profesor José Ignacio Armentia en El diario de servicios: la consolidación de un nuevo modelo informativo, explica que ya en la década de los 80, en España, los periódicos cambian su contenido informativo y describe que “el periodismo de servicio busca en sus inicios cubrir una serie de necesidades concretas de sus lectores fundamentalmente ligadas a una situación de carencia y necesidades”, frente a los grandes temas socio-económicos y políticos.
El contenido, es decir, el qué, sigue siendo una unidad de medida que según su tipo de redacción y enfoque encontraremos géneros como opinión, crítica, informes, noticias, reportajes, etc. En cualquier caso, si bien ya aparece en el texto de Armentia una primera referencia al periodismo de servicio, todavía está más relacionado al concepto de producto, ligado a un periódico o revista bien en formato físico o digital, que al de servicio.
Comparto, por otra parte, el concepto de periodismo como servicio que define el periodista Pau Llop en 2013 en su blog, como símil o por comparación con el modelo de negocio SaaS (Software as a Service). Esto sería un modelo Journalism as a Service, JaaS, en el que el periódico no vende ya un soporte (producto) sino distintos servicios informativos o cantidad de contenidos.
De esta manera, mientras una empresa tecnológica, fundamentalmente, ofrece paquetes de servicio sobre uso de software (paquetes básico, profesional, business, etc), los modelos JaaS usados actualmente por periódicos digitales, ofrecen paquetes de precios por consumo o por uso de contenidos, de una manera similar: básico, socio, socio plus, etc.
Sin embargo, cuando buscaba este concepto y encontré el Blog de Pau Llop, pensaba en este concepto de pricing "as a service" pero desde el punto de vista de la fuente y no tanto del consumo del lector, es decir, no tanto un modelo B2C sino un modelo B2B, un modelo para las agencias, consultorías de comunicación o emprendedores, en un ecosistema de medios de comunicación compartido. Quizá el modelo esté más alejado de la parte romántica del periodismo pero más cerca del desarrollo económico del sector y que son, entre otros servicios, lo que se llaman Servicios Periodísticos.
Leyendo posteriormente a Amy Webb, fundadora del Future Today Institute, en niemanlab.org sobre el concepto Journalism as a Service, parece que la idea va más allá. Webb llama la atención a cualquier organización que trabaje en la economía del conocimiento: universidades, empresas mercantiles, empresas de estadística, negocios, hospitales e incluso grandes gigantes tecnológicos, para que no tengan que dar su contenido de forma gratuita, sino que podrían cobrar por el acceso. Webb concluye que toda esta información verificada podrían funcionar fuera del panorama de las redes sociales.
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